
Cuando yo era pequeña, en mi casa, como en la mayoría de las casas, no había lujos. Era tan, tan pobre, que sólo tenía una única Nancy. O quizá debería decir nada menos que una Nancy. No sé si sería por eso, por tener una en lugar de cuatro como mi hija, por tener tres o cuatro bebés de juguete, en vez de catorce y un único Barriguitas, que siempre sabía con qué jugar.

No recuerdo nunca haber ido a preguntar a mi madre: «Mamá, ¿qué puedo hacer?», por no ser capaz de elegir entre la inmensa montaña de posibilidades de juego que tienen ahora los niños.
Pienso muchas veces en las largas horas que pasé imaginando el trajecito que iba a hacerle a mi amadísima Nancy e intentándolo después. Algunos salieron verdaderos churros. Otros la verdad es que no tenían mucho que envidiar a los originales, que también los tenía (maldita sea, dónde estarán) y que me gustaba plagiar. Las horas que pasé recortando y cosiendo fueron de las más felices de mi infancia.
Tal vez por eso, cuando mi hija consiguió su primera Nancy, ahora Nancy New, lo que más me apeteció fue volver a coser los modelitos. Me pareció sorprendente que, a pesar de ser una adulta suficientemente ducha ya con la costura, no fuera tan fácil al principio. Las primeras camisetas recicladas que le intenté a sus muñecas me quedaron, la verdad sea dicha, realmente penosas. Así que sólo pude hacer lo que yo suelo hacer en estos casos: empecinarme. Me empeñé en sacar algo decente y no paré hasta que lo conseguí.
Busqué, para conseguir más diversidad, patrones para Nancy en internet. Creo que busqué por todas las combinaciones posibles: «patrones para Nancy», «patrones para imprimir de ropa de Nancy», «cómo hacer vestido para Nancy»… Y me sorprendió tantísimo que, en el mundo en que encuentras respuestas para todo en Google, el mundo Nancy Fashion anduviera tan escaso. Fuera de algunos tutoriales de alguna de las estupendas modistas que tenemos para Nancy, no existía una colección de patrones como tal. Así que, ¿qué podía hacer? Pues lo que hice: creé Vanity Nancy.
Y espero que este proyecto conduzca a nuevas niñas (y niños) a coser de nuevo vestidos para sus muñecas. Espero que fabriquen ilusionadas sus modelazos, que creen, que diseñen, que imaginen, que entiendan que jugar es más que comprar una caja enorme llena de piezas diminutas que desparramar por la habitación. ¿Quién sabe? A lo mejor resulta que la nueva Carolina Herrera tiene ahora ocho años y está haciéndole vestidos a su Nancy 🙂
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Me he transportado a mi infancia leyéndote. Gracias por esta nostálgica y emocionante entrada.
Me alegro mucho de que te haya gustado. Un besazo, preciosa! :*
Hola
Yo también adoro a mi Nancy, tanto que mi marido me regalo otra » de colección «. Ahora tengo 2. Me encanta vestirlas , tengo mucha ropa de la época confeccionada a mano por mi abuela, una gran modista. Pero ya no está y estoy aprendiendo yo a coserle vestiditos a mis Nancys. Gracias por este blog. yo también me he vuelto loca buscando patrones.
Muchas gracias por tus palabras 🙂
La verdad es que estoy encantada de ver que no he sido una loca friki de las muñecas, sino que somos muchas con esta preciosa afición. Espero que disfrutes mucho mis patrones :*